Enrique
es un niño de 11 años de edad quien es el menor de tres hermanos, siempre ha
formado parte del cuadro de honor de su colegio, incluso ahora que estudia en otro cole, porque sus padres
tuvieron que migrar de su país de origen, aun así, era un niño excelente
orgullo de su madre.
Hace
unos meses Enrique comenzó a bajar sus notas hasta ser el peor del salón, su
maestra llama a su mama preocupada, porque sabía que ha Enrique la pasaba algo,
desconcertada su mama, no supo que decirle. Al llegar a la casa y preguntarle
al niño que le pasaba el no supo que responder, su madre se llenó de ira y de
forma violenta le pego, dejándole tatuada la correa en su piel, no obteniendo
respuesta, tanta fue la paliza que no lo mando al colegio, para que nadie se
enterara de lo ocurrido.
La
culpa la agobio, la sensación de haberse equivocado la perseguía.
Cualquiera
pensaría que Ana su madre, era una mujer mala y maltratadora, todo lo
contrario, es una mujer dedicada a sus hijos a tiempo completo, exigente, pero
amorosa y en ocasiones consentidora.
Pero
repentinamente ella, sin darse cuenta, también empezó a cambiar, ahora estaba
en un país nuevo, en un trabajo a tiempo completo, víctima de discriminación y
malos tratos, permanecía ahí, por la necesidad y el miedo de no poder colaborar
con las necesidades de su hogar y apoyar a sus esposo que tiene dos trabajos y
pocas horas para descansar, por lo que la mayor parte del día los niños estaban
solos.
Por
esta razón ella decide a principio de año, comprarle un celular para tenerlo “monitoreado”,
siempre , preguntándole si había hecho las tareas o necesitaba algo y su
respuesta siempre eran “todo bien mama”.
En
vista de la situación y sus desesperación me llama para pedirme una cita con su
hijo, al entrevistarla y ubicarnos en el
tiempo, donde inician los cambios en Enrique, nos damos cuenta que todo empieza
desde el momento que llego el celular a
la vida de Enrique, aunado a su
ausencia, a la ausencia de su padre, refugiándose en el teléfono.
Estaba
llena de frustraciones y rabia y el día que le pego a Enrique, descargo en él,
todas esas emociones contenidas, corriendo el, el peligro de que todo pasara a
mayores .
Cuantas
veces emitimos juicios a priori antes de conocer lo que vive cada quién?
¿Cuantas
o cuantos hemos entregado un celular a nuestroshijos, para “monitorearlos”
(como si fueran un empaque que se envió algún lugar y queremos saber por dónde
va) como si eso fuese suficiente para cuidarlos?
¿Cuantas
veces me he puesto en el lugar de los niños para saber que sienten y lo que está
viviendo?
¿Cuantas
veces a pesar de estar, estamos ausentes?
¿Cuántas
veces nos ha tocado tener cambios bruscos en nuestras vidas, donde creemos que
a los niños no les afecta, o que por ser niños va a pasar rápido?
¿Y
papa que tanto participa en este proceso?
Los
niños, no saben explicar lo que viven, si a nosotros muchas nos cuesta,
identificar lo que sentimos, ¿como podemos pedírselo a nuestros hijos pequeños?
Los
niños sienten miedo, se sienten abandonados, se confunden con lo que ven en los
teléfonos, hacen amistados peligrosas…
Actualmente,
ella comprendió lo que pasaba, hablo con
su hijo, ahora lo tiene como actividad complementaria en el Karate, ella renuncio
y está en la búsqueda de otro trabajo, le tiene horario para el uso del
teléfono, está más afectuosa con el y
sus hijas, Y Enrique aún no está en el
cuadro de honor pero ha mejorado bastante.
No les niego que aún está un poco angustiada
por la situación laboral pero comprendió que su hijo solo era su espejo, que la
prioridad es su familia, que la violencia solo genera más violencia, que ella tenía
tanto miedo como él. Y esta consiente para centrarse en una crianza en positivo
: afecto y límites claros. Y lo más importante que cambiando ella empezó a
cambiar todo.
Ser
padres, trabajadores e inmigrantes, son
vivencias complejas donde nos debatimos
entre cubrir las necesidades básicas de nuestros hijos y se nos olvida que el
amor, la atención y nuestra presencia son también necesidades básicas de los
niños y también de los adultos y más aun de las parejas
Dra.
Lourdes Lobo
Telef
+1 (407)8103778
@dralourdeslobo
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